Si bien hay una gran variedad de acentos y dialectos ingleses, lo mismo ocurre en las zonas de habla hispana del mundo. Un turista en Barcelona, España, puede escuchar algunas palabras familiares, pero si luego viaja a Colombia, la misma frase puede sonar completamente diferente. Esto es lo que hace que cada lengua sea especial y única, ya que un mundo de hispanohablantes que hablaran todos con el mismo acento sería muy soso.
Como en el caso del inglés, no es tanto la forma en que se escriben las palabras lo que dificulta la comprensión, sino que todo se reduce a la pronunciación. Los hispanohablantes de España emiten un sonido 'th' cuando hay una Z, o una C que se antepone a una I o una E. Sin embargo, en lugares como Cuba ese sonido aparece como una 'ss'. Así, mientras uno puede pronunciar cocina como 'cothina' ('koˈθina'), el otro lo hará como 'cossina' ('koSina'). Grathias' (ˈɡɾaθjas') para un residente en España sonará como el agradecimiento que todos conocemos, pero alguien de América Latina diría 'grassias' ('ɡɾasjas').
Por otro lado, a los angloparlantes les resulta realmente difícil hacer rodar la 'RR' o incluso la 'r' suave, pero practicando el sonido con un poco de tiempo y con la ayuda de algún amigo español, ¡será posible aprender!
Afortunadamente, una vez que se ha "entrenado" el oído para escuchar los diferentes acentos, dos hispanohablantes lo captarán rápidamente y en poco tiempo podrán comunicarse con normalidad.